Oh, amiga, la calaca te llama,
te quería quitar la vida.
Como la pasión que tanto ama,
pintora fuiste en vida.
Herida por tu accidente,
tu columna te dolía.
Inteligente y valiente,
eso no te detenía.
La calaca era fuerte,
casi tanto como tus cejas.
Fue un placer conocerte,
con tus pinturas viejas.
Ayer contabas tus chistes,
se encontraba pérdida.
Una grande de las artes,
en una gran pesadilla.
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